L CONCEPTO DE PARAÍSO COBRA FORMA EN EL RINCÓN MÁS EXQUISITO DE VENEZUELA
Mochima, el archipiélago del no retorno
- Celis -
- Día 10/04/2012 - 01:01 h
Si quiere nadar sobre aguas calientes, si desea contemplar los más sublimes colores que puede adquirir la mar, si le alucinan los arrecifes de coral, los peces más variopintos y el snorkeling, si quiere enterrar sus pies en finas arenas blancas y abandonarse al placer de playas paradisíacas, el archipiélago de Mochima es el lugar que está buscando. Muy cerca de la ciudad de Cumaná (la primera ciudad en América fundada por españoles, en 1521), en el norte de Venezuela, y perteneciente al estado de Sucre, se encuentra este universo.
LAS CLAVES DEL VIAJE |
Se trata de un territorio privilegiado bañado por las más hermosas de las aguas de El Caribe y en el que no es difícil caer en el estado de "se está aquí mejor que en ningún sitio del mundo; no me quiero volver", debido a la exuberancia, tranquilidad y sabor del lugar. El archipiélago de Mochima está formado por un conjunto de pequeñas islas vírgenes a las que sólo se puede acceder con el alquiler de una lancha. Situado en la pequeña pero hospitalaria ciudad de Mochima, las ínsulas situadas frente a su costa conforman uno de los mejores y más hermosos paisajes venezolanos de todos cuantos se pueden encontrar por su extensa geografía.
Resulta impresionante ver las aguas gaseosas: en una zona del archipiélago suben a la superficie desde el fondo marino miles de burbujas. Aún se desconoce qué las provoca |
Para llegar a Mochima es necesario meterse en carretera. Bien sea en coche o en autobús público. Es muy barato llegar hasta allá pero tiene cierta dificultad encontrar el transporte apropiado. En menos de una hora de carretera aparece ante los ojos el maravilloso paraje mochimero. Por cincuenta euros aproximadamente se puede alquilar una barca a motor con barquero para todo el día y para un máximo de ocho personas, lo que supone una actividad relativamente barata.
Antes de permanecer en alguna de las fantásticas playas, el barquero hace un recorrido por todo el archipiélago, donde se puede disfrutar de la fauna local, con muchas gaviotas y pelícanos, además de una gran cantidad de arrecifes coralinos y de la flora de los islotes, en la que no faltan frutas que se pueden comer directamente de los árboles. De visita obligada antes de parar a disfrutar de la playa son la Isla de la Tortuga, llamada así por su enorme parecido con este animal, y las cuevas, muchas de ellas usadas para venerar a santos y vírgenes cristianas.
UN MAR 'CON GAS'
Tampoco se puede dejar de bucear con snorkel sobre los corales de miles de colores y en los que maravillarse con la variada y colorida fauna que entre ellos se mueven. Igualmente resulta impresionante ver las aguas gaseosas: en una zona del archipiélago suben a la superficie desde el fondo marino miles de burbujas. Aunque se han hecho estudios, la enorme profundidad impide conocer con exactitud qué es lo que las provoca. Igualmente, no es posible marchar de Mochima si salir un poco a alta mar, al santuario de los delfines, para ver nadando y viviendo a estos simpáticos y queridos animales en su hábitat natural.
Son decenas las playas en las que, posteriormente, pasar un buen día o algunos días. Arena exquisita, sol en todo lo alto (aunque nunca se está a salvo de un buen chaparrón, como mandan los cánones tropicales), aguas hermosas, tranquilas y cálidas, palmeras y buena comida. En casi todas ellas hay algún chiringuito en el que disfrutar de las excelencias culinarias de la zona. Es posible acampar, pidiendo permiso, pero no recomendable puesto que son muchas las posibilidades de, en mitad de la noche, ser abordados por piratas peligrosos.
Todo el que haya imaginado alguna vez en su vida el paraíso, ha recreado en su mente, sin saberlo siquiera, parte del archipiélago de Mochima, una auténtica maravilla de ésas que no se pueden olvidar fácilmente.
Este articulo fue publicado en www.ABC.es